miércoles, 20 de enero de 2010

Debate

Hola.

Me gustaría dejar aparte los fragmentos y los capítulos durante un breve momento, para tratar un tema de debate en consonancia con el libro; en realidad es uno de los temas principales que se tratan a través de la metáfora en la que la novela se basa. Y para ello hago una simple pregunta, ¿somos realmente felices? La respuesta parece bastante sencilla, no obstante, no lo es tanto.
¿De verdad somos felices aún teniéndolo todo? ¿De verdad nuestra ambición se ve saciada alguna vez en nuestra vida? ¿Podemos decir realmente: hoy me siento bien y ser totalmente sinceros? En mi más sincera opinión creo que la felicidad no es más que un eufemismo, algo que no existe, que se ha implantado en la sociedad para concienciarla de que hay algo por lo que realmente merece la pena luchar: la felicidad. Alcanzando la felicidad, en teoría, alcanzamos un nivel de éxtasis que nos agrada, pero ¿alguien sabe definir lo que es realmente la felicidad? ¿Quién decide lo que es la felicidad? ¿Hay una felicidad absoluta para todo el mundo que debemos alcanzar? ¿O por el contrario hay una felicidad para cada persona que lo conforma?
En una sociedad tan alienada por el poder político y social como en la que nos encontramos es difícil saber qué puede hacernos felices porque estamos enclaustrados realmente en ella. El mito de la caverna de Platón nunca fue realmente una alegoría, estamos encadenados a una pared mirando hacia una realidad que no es la que nos toca vivir.
Después de esta reflexión os invito a pensar si la felicidad no es más que una simple utopía; si me respondeís que no, que la felicidad realmente existe os haré otra pregunta: ¿Quién decide lo que está bien o lo que está mal? ¿Por qué debemos suponer que la luz es algo maravilloso y la oscuridad algo que debe aterrarnos? ¿Por qué la oscuridad no puede ser buena? Vivimos bajo unos valores que nos han sido impuestos desde nuestra educación, y así la sociedad lleva siglos dejándose llevar por la represión social y por el juicio del más fuerte. Viviendo tal y cómo vivimos, ¿realmente somos tan agraciados?


"- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? [...] - Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?[...] - Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?."

Platón La República libro VII


Lamentablemente, ya es demasiado tarde para ver la luz.



Un saludo.


1 comentario:

  1. Mmmm opino que tienes una visión un poco pesimista del mundo, aunque tno te voy a negar que en ocasiones mi pensamiento coincide con lo que has escrito ahí arriba. Pero te diré que soy de esas personas que cree en la felicidad. En la felicidad derivada de pequeños momentos que te satisfacen y te hacen pensar que no cambiarías ese momento por nada. Creo en eso, y aunque hay que hacer frente a muchas cosas negativas en la vida también te quedan los buenos momentos. Si te pones a dudar si existe la felicidad, por qué no dudar también si existe la tristeza?

    Y en cuanto a lo de quien decide lo que está bien y lo que está mal. Está claro que nos regimos por convencionalismos, prejuicios y valores impuestos por la sociedad. Pero supongo que esto varía de unas culturas a otras y por eso aunque hubieramos nacido en otro lugar probablemente siempre estaríamos influenciados ¡¡No existe la libertad absoluta, Juan!! ajaajaj me estás contagiando tu pesimismo!

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