miércoles, 16 de diciembre de 2009

Fragmento capítulo 26

Os dejo un fragmento mucho más amplio que los que había dejado hasta el momento, espero que os guste:

Mientras corría escuché una especie de crujido y como algo rasgaba el aire, miré hacia arriba instintivamente y pude ver como algo se dirigía hacia nosotros a gran velocidad. Empujé a Silvia para tratar de alejarla de la trayectoria de aquel objeto y salté hacia el otro lado a tiempo para poder esquivarlo yo también. Pude sentir como el asfalto rasgaba mi ropa cuando me desplomaba en el suelo, y como aquel objeto que había estado a punto de matarnos producía un golpe sordo al caer, como en mi sueño.

Busqué a Silvia con la mirada mientras me incorporaba, pero no pude ver nada y la busqué a tientas.

-¡Silvia! – bramé - ¡Silvia! ¿Dónde estás?

No obtuve ninguna respuesta y empecé a desesperarme, quizá la había empujado con demasiada fuerza...

Comencé a correr de nuevo tratando de encontrarla, no podía andar muy lejos. Mientras los estruendos y los gritos no cesaban, yo trataba de alejarlos de mi cabeza para poder centrarme únicamente en encontrar a Silvia, pero mi tarea se complicó cuando el suelo de repente empezó a temblar y provocó que volviera a caer al suelo. Rodé rápidamente por él y volví a incorporarme con dificultad. El suelo estaba empezando a resquebrajarse y parecía que cedería de un momento a otro.

Cuando me disponía a seguir tanteando en la oscuridad para continuar con mi búsqueda algo me dejó paralizado. Una risa estridente se alzaba sobre cualquier sonido que hubiera en el ambiente, una risa que por supuesto ya conocía, y ahora que la escuchaba de verdad me resultaba escalofriante. Mis sueños cada vez tomaban una forma más corpórea, y de seguir así pasaría todo lo que había estado temiendo estos meses. Conseguí avanzar mientras aquella risa me perforaba los oídos y pude escuchar como gente gritaba cerca de mí. Me crucé con varias personas que me empujaron para no detener su carrera y volvieron a derribarme. Estando en el suelo otro fogonazo iluminó el cielo, y pude observar varias figuras desplazándose a una gran velocidad.

Sacudí la cabeza y no dejé que el miedo me poseyera, debía encontrar a Silvia. Seguí vociferando su nombre en un vano intento por encontrar una respuesta, pero esta no se produjo y mi nerviosismo aumento sensiblemente. Me paré en seco, sabía que Silvia no podía haber ido muy lejos después de que la empujara, y yo debería haberme alejado bastante de la posición en la que nos encontrábamos, así que volví de nuevo sobre mis pasos, confiando en encontrarla.

Estaba viviendo los minutos más angustiosos de mi vida, mientras trataba de encontrar a la chica a la que amaba. Probablemente la estaba buscando para morir junto a ella, ya que no confiaba en salir con vida de la ciudad. Mientras retrocedía la imagen de mi sueño volvió a tomar forma y vi a Silvia tirada en el suelo con los ojos inertes. Deseé que esa imagen no se produjera realmente y que ella estuviera bien.

Más oleadas de gente gritando se cruzaron conmigo en dirección contraria, y de nuevo el suelo volvió a temblar, esta vez de forma más violenta. Sentía como la sangre caliente resbalaba por mi frente a causa de todas las caídas que había sufrido en los últimos minutos, pero no me importó lo más mínimo y seguí corriendo.

Más fogonazos. Más estruendos. Más explosiones.

Aumenté el ritmo sin saber muy bien donde estaba, estaba tanteando en la nada. Encontrar a Silvia sería como encontrar una aguja en un pajar. De repente tropecé con algo y me volví a precipitar contra el suelo. ¿Qué demonios había sido eso?

Me revolví en el suelo y me arrastré hacia allí mientras los escombros se arremolinaban a mi alrededor. Alargué la mano para tocar aquello con lo que había tropezado y me horroricé al instante; era un brazo, pude verlo sin llegar a tocarlo...y si...¡no! Eso no podía ser verdad.

Me incorporé de nuevo mientras la desesperación podía conmigo y me acerqué a aquel cuerpo inerte que había en el suelo, mi respiración se agitó y mi corazón amenazaba con detenerse. Estaba al lado del cuerpo, y ahora que podía ver algo de él sabía que se trataba de una chica, que casi con total seguridad sería la chica de mi sueño. Contuve la respiración mientras tocaba el hombro de la chica y trataba de hacerla girar, pero tuve que retirar la mano, ya que una descarga me recorrió el cuerpo. Me miré la mano para comprobar si había sufrido algún daño mientras maldecía en voz alta, pero tan sólo sentí un hormigueo en los dedos. En mi sueño había experimentando una sensación mucho mayor al tocar a aquel hombre en el interior del coche, la descarga había sido tal que me había arrastrado varios metros, ¿por qué en este caso no? Di algunos pasos lentamente para poder situarme frente al rostro de la chica, ya que no quería volver a arriesgarme a tocarla. De nuevo contuve la respiración y cerré los ojos, porque sabía que no soportaría verlo. Me obligué a mí mismo a abrirlos mientras el dolor me mataba lentamente.

Los abrí.

No sabría explicar por qué sentí alivio al comprobar que aquella chica muerta no se trataba de Silvia. Me arrepentí enseguida de haber experimentado aquel sentimiento cuando comprobé el rostro desencajado de la pobre chica, sus ojos abiertos por la sorpresa e inertes como su cuerpo. Era la primera vez que presenciaba la muerte de alguien y esperaba no tener que presenciarlo de nuevo...

-¡Ángel! – la voz de Silvia me llegó cercana. Me olvidé de todo remordimiento y miré en todas direcciones tratando de encontrarla.

-¡Silvia! – grité para que pudiera oírme - ¿dónde estás?

No hizo falta que respondiera, porque otro fogonazo rojo iluminó la estancia y pude verla en la lejanía. Al fin la había encontrado. Corrí en aquella dirección mientras todo volvía a apagarse de nuevo. Mientras avanzaba, algo paso volando a gran velocidad a mi lado y consiguió derribarme. Me golpeé fuertemente la cabeza contra el suelo y sentí como todo daba vueltas y me desorientaba. Estaba a punto de desmayarme, pero escuché un fuerte grito proveniente del lugar desde el que había visto a Silvia y una voz en mi interior me dijo que no podía rendirme ahora que Silvia me necesitaba. Conseguí incorporarme mientras la sangre brotaba a borbotones de mi cabeza y empezaba a perder la consciencia.

Otro grito.

Esta vez enmudecido por un estruendo muy cercano. Ya no podía escuchar los gritos de la gente, tan sólo escuchaba el suyo, sabía que a Silvia le estaba ocurriendo algo, y debía llegar hasta ella para ayudarla. Hice un esfuerzo increíble para no caer de bruces contra el suelo y comencé a andar lentamente. Silvia volvió a gritar de nuevo, y no pude evitar echar a correr a pesar de que todo mi cuerpo me aconsejaba no hacerlo. Estaba empezando a perder la noción del espacio, ya ni siquiera sabía si existía la gravedad, corría sin saber qué pisaba, pero tenía un objetivo claro. Seguí corriendo, aunque no sabia muy bien hacia donde me dirigía, tan sólo confiaba en mi instinto orientativo y que a pesar de todo me estuviera dirigiendo en la dirección correcta. No veía nada, y Silvia ya no gritaba más, así que no tenía ninguna referencia sobre donde podría estar. De repente algo apareció delante de mí, algo que no alcanzaba a ver qué era. Sabía que debía parar si no quería estrellarme contra ese algo, pero mi razón ya no respondía a mi petición y no pude evitarlo. Me golpeé fuertemente contra aquel obstáculo que había surgido de la nada y volví a caer al suelo. Era consciente de que esta vez no iba a poder incorporarme de nuevo, que mi cuerpo había dicho basta y mi final estaba muy próximo. Estiré el brazo en un vano intento de aferrarme a algo, y encontré lo que había estado buscando. Sabía que Silvia estaba tendida a mi lado, estaba tocando su pelo, y su tacto y su olor, que llegaba vagamente a mis fosas nasales, eran inconfundibles. Tenía el presentimiento, o más bien la certeza, de que sólo estaba inconsciente. Quizá tan sólo fuera una imaginación, pero me parecía oír su respiración lenta.

No pude evitar sonreír, si eso era cierto significaría que aún seguía viva y que al menos algo en mis sueños no había sido real.

Los sonidos comenzaron a cesar y cada vez sonaban más lejanos.

“Ya está acabando” pensé. Aún tenía la esperanza de salir con vida de allí con Silvia a mi lado. Y mientras cada vez los sonidos se me hacían más lejanos un destello de luz ilumino el cielo y giré el rostro para confirmar que era Silvia a quien estaba acariciando. Esta vez sí que pude sonreír de verdad al ver como el rostro de aquella chica tirada en el suelo era el rostro que tanto había anhelado observar en esos angustiosos minutos. La abracé con todas las fuerzas que me quedaban y sentí su corazón latir. Sí, aún seguía viva.

-Sabía que no me abandonarías – susurré.

Entonces los sonidos cesaron y aquel destello empezó a desaparecer, y todo volvió a oscurecerse mientras cientos de sombras descendían desde el cielo. Mis ojos trataron de entornarse para observar qué era aquello, pero la sangre que brotaba de mi cabeza desde hacía varios minutos me impedía pensar con normalidad y mi vista se nublaba hasta el punto de no poder observar nada, y finalmente todo se apagó.


Gracias.

1 comentario:

  1. Bestial. Es el fragmento que más me has gustado por el momento. Al ser más largo me ha resultado más fácil meterme en la historia y aunque es confuso esto de no conocer a los personajes bien te puedo adelantar que creo que me gustaría la novela en su conjunto. Muy ilustrativa la narración, me la he ido imaginando como si de una película se tratara. Mis felicitaciones!

    (y navideñas también si eres de los que la celebran) XD

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